Sebastián estaba ilusionado con
su primer pedido online, aún no podía creer que su sueño empezara a
materializarse. Alguien, a través de la web, se había acercado a su tienda,
confiado e introducido un pedido; modesto, pero un pedido al fin y al cabo. Su
vista se nubló y las lágrimas rozaron sus mejillas casi instantáneamente.
Seis meses antes, cuando aún sufría
los estragos de la crisis y su negocio estaba cerca del cierre, abría una
puerta que creía cerrada. Con cincuenta y seis años y toda una vida dedicada al
negocio familiar, heredado de su padre que a su vez lo había recibido del
suyo, veía hundirse la empresa lentamente. Sin beneficios, los gastos se iban
comiendo el pequeño "colchón" de ahorros que guardaba para pequeños
extras familiares. Resistía por los recuerdos, los viejos tiempos. Creía que no
podía rendirse por las memorias de su padre y de su abuelo. Dormía con
dificultad, despertándose con pesadillas en las que se encontraba en la calle
con su familia, o con sueños en los que imaginaba que todo volvía a ser como
siete años antes y despertaba creyendo que todo, por fin, se había resuelto.
Corrió al teléfono a llamar a
Manuel. Manuel era, a estas alturas, algo más que un amigo, su salvador. A
pesar de su edad y de su inexperiencia, le había apadrinado, le había mostrado
un camino que por temor y desconocimiento había rechazado desde hacía años.
Fue seis meses antes cuando entró
por su puerta, atemorizado, inseguro y medio tartamudeando. Le explicó que era
estudiante de FP y que su profesora les había planteado un reto, encontrar un
establecimiento al que ayudar en su travesía hacia la era digital. Manuel, le
contó, cada vez más entusiasmado, cómo tenía que buscar un establecimiento que
deseara crear su negocio online, que quisiera promocionarse en redes sociales,
trabajar su identidad digital y que, por encima de todo, quisiera su ayuda a
cambio de la oportunidad de aproximarse a la vida real, al entorno laboral y a
las dificultades de un negocio propio. Era un intercambio ventajoso para ambos,
sin costes, sin riesgos... una oportunidad que llegaba justo en el peor
momento.
Imagen: Pixabay (PublicDomainPicture)
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