jueves, 5 de enero de 2012

Estoy contigo... yo también me planto...

Ayer fuimos unos cuantos los que al leer el post de @xarxatic nos vimos reflejados es sus palabras. Recomiendo, a quien no lo haya hecho, leerlo "Cansado de que me tomen el pelo. Un docente que se planta". Le será más fácil, si cabe, entender mi postura en este Blog.

Estoy hastiada, cansada de trabajar con mucha ilusión, muchas más horas de las que nadie me reconocerá jamás. Ni siquiera me refiero a pagadas, digo reconocidas, que a lo otro ni aspiro.

Si ayer me sentí mal, la conversación con mi compañera de proyecto me dejó aún peor. Está como yo, y diría que más desmotivada. Tanto, que incluso piensa en abandonar el mismo por el tiempo de dedicación que supone, y valora buscar otras alternativas remuneradas, en ese tiempo que no se nos paga ni se nos reconoce.

El colmo fue escuchar a nuestra presidenta en declaraciones de hace una semana. 


Sin meterme en las barbaridades que dice sobre que los interinos entran a dedo... será que ha metido a algún familiar suyo así... y como dice mi querida prima "Cree el ladrón que todos son de su condición". Es triste que esta señora no sepa ni como es el proceso selectivo de sus empleados, así nos va.

Si es que, tiene TODA LA RAZÓN, hay que trabajar 37,5 horas a la semana, no 35 como algunos, ni 50 y más, como he podido hacer en muchas de las semanas del año. NO. Así, que desde ayer, supe que al levantarme escribiría este post, que es una especie de compromiso escrito. 

Hasta aquí he llegado, ni un minuto más de mi tiempo gratis, aunque esto suponga un esfuerzo de autocontrol y disciplina al que no estoy acostumbrada. 

Sigo adelante con el PROYECTO APADRINA, pero al ritmo que me den mis 37,5 horas. Y esto puede desglosarse de una única manera. Si tengo 27 horas de trabajo semanal en el centro (20 lectivas) me quedan 10 horas y media a realizar durante los otros 7 días de la semana, esto es una hora y media diaria (de lunes a domingo) de promedio. 

Bienvenidos al mundo real, si creen que debo dar gracias por mi situación de funcionaria, algo así como un parásito social (por eso de que me alimento del esfuerzo y sacrificio de otros cuyo trabajo genera un producto tangible) yo considero que me gano mi sueldo con creces, el de antes, que el de ahora es para llorar. Y, como me decían en la empresa privada cuando le echaba horas: "¡qué no vas a heredar la empresa!". Pues eso, que como esto no lo voy a heredar, ni me lo pagan, ni me lo valoran... hasta aquí he llegado.

Como dijo mi compañera, dentro de nada seremos mileuristas... pero mi tiempo libre me lo organizo yo...

¡Un abrazo a todos mis compañeros de penurias!