jueves, 8 de septiembre de 2011

Somos más list@s que ellos y más ingenios@s...


Supongo que por deformación profesional (marketing), yo pienso que cuando uno decide hacer algo que sea notorio, siempre tiene que pensar en alcanzar a su público y ganárselo.

¿Cuántas huelgas conocéis que no terminen castigando a quien no debe y perdiendo el apoyo popular? Recordemos sin más los empleados del transporte público, cuando se ponen en huelga, por mucha razón que tengan terminamos todos criticándoles, en vez de apoyarles en su causa para que terminen con sus reivindicaciones. No habré escuchado yo veces a alguien decir… “si lo que tendrían que hacer es trabajar y no cobrar a nadie, para hacer daño a quien tienen que hacerlo!"

Seamos listos. Entre las muchas opciones que he leído y oído, hay una que me gusta MUCHO. Y seguro que poco a poco se nos ocurren más ideas del mismo calado. Y es la huelga BUROCRÁTICA. Tiene la ventaja de que no afecta a nuestros alumnos, ¡ni a sus padres! (porque reconozcamos que los alumnos, si hacemos huelga, estarán la mar de contentos, y ese no es nuestro objetivo)

Yo a quien quiero demostrarle mi indignación es a la administración… pues seguro que tenemos muchas maneras de hacerlo similares a ésta.

Si voy a trabajar y no le envío ni una programación, ni un documento, a mis alumnos no les perjudico (no quiero) y a ellos sí, porque pierden el control.

Seamos ingeniosos, no nos pongamos a la opinión pública en contra, ¡pongámosla a nuestro favor!... y ¡¡seremos más!!

miércoles, 7 de septiembre de 2011

¡Nosotros NO fabricamos magdalenas!

"Piensa el ladrón que todos son de su condición"

¿Puede entender alguien que me gusta mi trabajo? ¿Puede entender alguien que no me quejo por trabajar más? Básicamente, porque yo ya trabajo las 37,5 horas semanales (bastantes más en realidad) y sólo voy a sustituir dos horas de un trabajo por otro, porque mi tiempo es limitado. En cualquier caso, jamás le he temido a la carga de trabajo. 

¿Puede entender alguien que no me quejara cuando me bajaron el sueldo y no me voy a quejar a hora si me lo suben (sería de tontos)? ¿Puede entender alguien que me guste hacer bien mi trabajo? ¿Nadie se ha parado a pensar nunca que "nuestros clientes" (alumnos) estarían más contentos cuánto peor lo hiciéramos? Si yo impartiera mal mis clases y les aprobara a todos ¡estarían todos encantados! Es decir, que si no lo hacemos así, si no nos simplificarnos la vida para dar "satisfacción al cliente", es porque nuestro sentido de la responsabilidad es muy grande.

Entonces, ¿de qué me quejo?... ¡de que nosotros no fabricamos magdelenas!. Trabajamos con "material sensible" Que cuando todos sustituyamos a los 5400 profesores (en dos años) no contratados, sustituiremos sus horas lectivas, ¡pero sólo ésas!, no está contemplado que les sustituyamos en sus guardias, sus horas de trabajo fuera de clase, las horas de investigación, preparación y análisis. ¿No es eso repercutir en la calidad?

Y ahora os pondré un ejemplo muy cercano. En mi IES se imparten ciclos de Sanitaria y Dietética. Los profesores son médicos, ellos tenían sus jornadas entre 18 y 21 horas con unas asignaturas que repetían curso a curso. Los había especializados en Dietética y nutrición, otros en análisis de laboratorio, patologías, etc... Ahora, para cuadrar que todos tengan 21 horas (he dicho 21, no 20... que si no no pueden cuadrar los cupos, en nuestro caso) el que tenía 18 horas, si tiene que aumentar 3 horas, quizá tiene que cambiar una de 7 (que daba otro) y dejar una de 4 ¡para que las matemáticas funcionen!. Así que barajamos las especialidades médicas, ¡que cada uno dé NO lo que sabe, sino lo que cuadra el horario!. ¿Es eso afectar a la calidad de la educación?

Es que, yo estoy dejándome las carnes tratando de hacer algo para que mis clases sean de más calidad y acordes con los tiempos de hoy, y me cabrea que sea sólo yo... y la administración, me ignore, ¡que hay que recortar, ya lo sé, ya me han bajado el sueldo y no será la última vez! pero en personal de educación ¡NO!

Y todavía me siguen llamando para que insistirme en  "que las cosas están muy mal, que son dos horas, que no debería ponerme así"

¡Qué no, qué no, qué no es por eso, qué nosotros no fabricamos Magdalenas!


martes, 6 de septiembre de 2011

Me miran... ¿se habrán dado cuenta de que soy profesora?


Me siento humillada, juzgada y demonizada. No me gusta usar el término "indignada" que es el que realmente me define, porque está muy manido últimamente y hay quien ya lo interpreta despectivamente y te cataloga políticamente.

Hay profes maravillosos preocupados por sus alumnos, trabajando en proyectos colaborativos, buscando nuevas ideas para mejorar la educación como PurposedES (#purposedES) o mediante el movimientoE3  (#movimientoE3), que dedicamos muchas horas de nuestras vidas a probar cosas nuevas y a compartirlas. Yo no pierdo la ilusión por cambiar el sistema educativo, que es obsoleto (ved el interesante vídeo de Ken Robinson. Pero luego, que perdéis el hilo y es largo), hace mucho que no funciona, degenera y está en crisis. Peleo todos los días por hacer cosas nuevas en mi propio aula con muchas, muchas horas de dedicación detrás. Me encanta innovar todos los años, necesito experimentar para obtener lo mejor de mis alumnos, sacar la ilusión, que no saben que tienen, por aprender…

Me frustran este tipo de acciones políticas improvisadas (al estilo ZP) y con argumentos demagógicos y difamatorios para justificarlas. Estoy segura de  que recortando profesores en la escuela, no es la manera de avanzar hacia una educación mejor y unos mejores ciudadanos, ni salir de la crisis. Y ¡acusarnos de vagos, difamarnos y hacer que la sociedad (entre la que se encuentran esos niños y adolescentes a los que luego debemos pedir respeto para poder dar clase) se nos eche encima!, tampoco es la manera.

Por eso me enfado y me frustro, cuando veo una y otra vez los argumentos de todos. Que si por dos horas, que con las vacaciones que tenemos, que nos pagan de sus impuestos, que nos quejamos aunque somos unos privilegiados… a más de uno quisiera yo verle en nuestros pellejos y con nuestro sueldo.

No,¡no son dos horas! ¡Qué esos 5000 profesores, desde el año pasado, de los que prescinde la educación madrileña NO estaban en un despacho trabajando! ¡TODOS tenían alumnos en sus clases! ¡Qué la calidad de la enseñanza redunda en nuestros niños, adolescentes luego y adultos después! ¡Qué la desigualdad cultural sólo puede generar malestar y problemas sociales, pero no desarrollo! Que, ¡claro que entiendo que hay que reducir gastos! Pero de educación pública ¡no! Todos tenemos en la cabeza muchas ideas, que nadie se atreve a poner en práctica porque se enemistaría con los de su clase (la política) como renuncias a sueldos, publicidad política, diputaciones…

¿Qué se opinaba de nosotros (de mí) mientras las cosas iban bien? ¡Pobre pringada! estudiar una carrera para eso… (Sé de algún compañero que hasta le di pena cuando me vio en mi instituto, después de haberme conocido en un departamento de marketing de una multinacional años atrás. No dijo nada, pero su expresión y su interés por si estaba contenta con mi trabajo, sí. Tanto, que a los pocos días me llamó para ofrecerme ir a una entrevista en otra multinacional).

Estoy contenta con mi trabajo, pude haber decidido reducir jornada y cobrar menos en la privada o pude, como así hice, para conciliar mi vida familiar y profesional, estudiar una oposición mientras trabajaba 11 horas al día (a veces fines de semana cuando había alguna feria) y con un niño de un año. Cierto es que trabajo menos horas presenciales que cuando trabajaba en marketing, antes 25 y ahora 27 más las que te quedas para terminar asuntos varios: pasar faltas al sistema, las incidencias por alumno, enviar cartas a padres con éstas, usar la aplicación de FCT, comentar sobre cada uno cuando ves a otros profes… ¡pero no cobro ni la mitad de lo que cobraría ahora si aún estuviera allí! Gracias a Dios una parte de mi jornada la hago en mi casa y a la hora que quiero. Una gran parte de mi trabajo lo realizo por las tardes, después de recoger a mis hijos, y por las noches después de haberles acostado, a veces de madrugada y muchos fines de semana. Pero ¿es que los que teletrabajan  no lo hacen por estar en su casa?

Entre otras cosas y para todos aquellos que nos acusan de tener muchas vacaciones, les aclararé que nosotros cobramos un mes de sueldo menos que cualquier funcionario de nuestra misma categoría, porque el mes de julio es sin sueldo, aunque nos repartan el total entre los 12 meses. Yo invito a quien quiera que se coja un mes sin sueldo (podrá elegir cual, nosotros no) y así tendrá más vacaciones. Yo no me quejo, ni fui a la huelga cuando me bajaron el sueldo, entendí que la situación económica era ésa (¡que ya me subirán el sueldo cuando vaya todo bien ¿no?… ¡ja!). Y no me quejo porque yo me busqué un trabajo con esas condiciones: buen horario (que no quiere decir que no trabaje), un sueldo acorde a ello y una estabilidad. ¿Acaso echamos en cara a los que solicitan una reducción de su jornada en la empresa privada porque trabajan  menos? No, porque les reducen el sueldo consecuentemente. A mí también.

Por lo demás, parece que tengo que justificar al mundo (ahora, que estamos en crisis) en qué consiste mi trabajo. Porque "alguienes" han corrido el rumor de que trabajamos 18 horas hasta el año pasado, ahora 20, y el resto del tiempo nos rascamos la barriga. Así que merecido tenemos que nos bajaran el sueldo. ¡Qué digo! ¡Qué más nos lo deberían de bajar! ¿No? porque trabajando 18 horas es una vergüenza. Yo creo que vergüenza les debería dar a toda esa gente por juzgarnos sin saber, cuando antes nos ignoraban, menospreciaban o sentían lástima tal y como estaba el patio educativo, los alumnos y la falta de respeto. 

La envidia es muy mala y cuando a alguien no le van bien las cosas, o teme por ello, disfruta viendo como los demás pueden estar peor. Les produce regocijo.

Ahora resulta que todo el mundo se mata a trabajar, cobrando más (aclaro antes de herir sensibilidades, ya sé que hay mucha gente que cobra menos, pero yo ahora me estoy comparando a todos esos nacidos en los setenta, como yo, que tienen estudios universitarios y llevan más de 15 años trabajando), mientras nosotros, unos vagos absolutos vemos como el mundo se hunde sin querer hacer nada por salvarlo.

Se nos juzga porque estamos “poco” tiempo de cara al público (nuestros alumnos), cuando cualquiera debiera saber que una hora frente a 35 adolescentes desmotivados –que te juzgan, que estar a ver en qué renuncio te pillan, que conocen muy bien sus derechos pero nadie les ha hablado de obligaciones y responsabilidad, que esperan que les diviertas, que no quieren trabajar sino que les des las cosas hechas, que no les gusta que hagas tu trabajo y si pueden te lo impiden, que te escuchan pero no prestan atención– nada tiene que ver con una hora de trabajo en una oficina. Aparte de esas horas de "cara" a los alumnos, como cualquier comercial (por poner otro empleo como ejemplo) se hacen otras cosas de "oficina", además de tener que preparar clases, aprender de forma autodidacta lo que no está en ninguna parte sobre tecnología o avances en tu campo e enseñanza. (No me voy a explayar en todo lo que hacemos, que ya hay muchos post que lo explican por ahí divinamente).

Y los que me acusan porque me pagan el sueldo de sus impuestos, me planteo si de lo que tienen que preocuparse es del dinero que se gasta en educación o de todo el “otro” dinero presupuestario. Con la mano en el corazón ¿de verdad creéis que es ahí por donde deben empezar? Hay que controlar el gasto y gastar eficientemente, yo quiero que la educación pública mejore, funcione y sea un pilar de nuestro desarrollo.

Y el manido comentario para halagarme: "es que no todos trabajan lo que tú" (que me lo dicen porque me conocen y  así parece que no me atacan a mí, sino al colectivo de profesores, los otros) pues me fastidia igualmente. ¡Claro que hay profesores asentados en su poltrona que no quieren trabajar más que lo justo!, que pasan de innovar porque les supone un esfuerzo extra y que viven quejándose de lo mal que está la educación, los adolescentes, la falta de respeto de estos y su poca motivación e interés por aprender. ¡Claro que los hay! ¡Cómo mucho inútil en las empresas privadas!. No habré visto jefes impresentables y gente que no soy capaz de explicarme cómo han llegado a un puesto directivo. ¿Quién no ha tenido compañeros que sueltan el bolígrafo en cuanto es su hora y que si te pueden pasar  el marrón a ti, pues mejor? ¿Quién no ha ido a un restaurante y se ha encontrado con un camarero que parece que te debe la vida o a un comercial que no recuerda qué es una sonrisa? ¡Pues como en todos los lados! ¡Y ya me quejo yo de eso desde hace tiempo! Pero en nuestro caso, de repente, la sociedad tiene claro que los profesores somos TODOS (menos yo, que me dicen mis amigos) unos vagos.


Ey!,,, no olvidéis ver el de Ken Robinson
y si es posible el de un modelo de escuela que existe y que me parece ¡genial!